Algo que he ido entendiendo desde hace poco tiempo hasta ahora y que me ha ayudado a aceptar con más facilidad cualquier situación, ha sido meter en mi mente la idea de que cada uno de nosotros vinimos con contratos ya firmados por nosotros mismos desde antes de llegar aquí.
Lo que me ha permitido sentirme cada vez más libre en un sentido profundo, no refiriéndome al libertinaje, sino al estar consciente de que si yo lo soy, el de enfrente también lo es.
Siendo así, que en mi contrato he dejado de ponerle nombre/etiqueta a cada suceso, persona, situación o cosa.
Muchos me han enfatizado que en cuestión de “relación” es falta de compromiso o miedo a él.
No es eso, pero creo que el estar por mucho tiempo en mí y conmigo, me ha hecho verlo así, nada es mío/ nada me pertenece. Por lo tanto lo que tengo enfrente, así como yo, quiero que comprenda que inclusive la libertad se puede compartir.
Seguido de esto, otro punto del “contrato” es la media del tiempo, creo que funciona bastante tener en claro que todo es temporal, no hay un “para siempre” o las famosas “promesas”, creo más en los errores y en lo imperfecto eso que se puede transformar.
Todo aquello que llega a nosotros, fríamente por así decirlo, tiene una fecha, de llegada y de salida.
Y tal vez esta idea mía puede amortiguar el proceso “presente/futuro” de alguna pérdida, dolor o tristeza, generada por algo que ya no está cerca de mí, mas no que “ya no tengo / o poseo ”.
Como lo mencioné anteriormente, nada es mío.
Y el tiempo que estuvo aquí en presencia, haya sido fugaz o duradero fue perfecto, porque así se pactó.
-Karla Urdaibay
Comments