El arte de mirar, de sentir y de empatizar, no sólo a una “obra”. Sino a todo lo que nos rodea.
Hablando en general, es el profundizar, “ver” más allá de tus sentidos, de lo que puedes tocar, o de escuchar, oler, degustar.
Es permitirte abrir una parte de ti, esa parte “obscura” que si no la hallas no podrás ver tu verdadera esencia y por consiguiente no podrás encontrarla en alguien más.
Podemos “tener” algo en nuestras manos, a nuestro lado, en nuestra vida, pero de nada sirve si sólo miras por mirar, si sólo sientes por sentir o si sólo estás por estar, e inclusive si sólo quieres por querer.
Es difícil distinguir entre estos verbos a los que nosotros les asignamos un distinto significado tal vez cotidiano. Mira, pero cuando lo hagas siente esa mirada, trata de descubrir el universo inmenso que hay entre líneas y esas tonalidades que reflejan algo interno “el infinito”.
Siente, pero cuando lo hagas observa, cómo cada una de tus células, aquellas mismas sienten esa revoltosa y caótica explosión dentro de tu ser que te hace vibrar y temblar a la vez.
Percibe, ese aroma, que cuando sientas como infla tu pecho y acelera tu corazón, recuérdalo y suéltalo en una exhalación esperando otro sutil aroma.
Escucha, y quédate con el sonido, no el más “grave” o el más “agudo” sino el que te haga querer volverlo a escuchar una y otra vez y no te canses de él.
El gusto de algo, que cuando lo pruebes no te quedes y lo olvides por lo amargo que fue sino por el placer que te hizo estremecer.
Y el sexto, el escondido que sólo se descubre con todas esas experiencias anteriores; cuando lo encuentras abrázalo, y explótalo, unificando todo lo que has desarrollado, hazlo consciente pero lo más importante, compártelo con el de a lado.
-KarlaUrdaibay
9/05/18

Commentaires