La noche del lunes me dediqué un momento a escribir algo para cerrar tranquila mi año, lo cual me hizo sensibilizarme demasiado; así que sin contenerme lloré todo lo que pude y sentí.
Ayer Martes, según yo, ya como nueva por haber “liberado” mi emoción, dicho escrito lo pasé a limpio; acto siguiente volví a llorar.
Creo que al cuestionarlo, no era tristeza, más bien era el cierre de algo que fue muy importante para mí… mueve, mueve emociones, células, y toda tú.
Cabe recalcar que aunque no sean emociones no sanas, el cuerpo en su totalidad se vuelve muchísimo más sensible a todo.
Ayer por la noche decidí despejar mi mente con alcohol como buen humano evadiendo a cierto grado esa emoción. (Que lo bueno de esto es que trato de hacerlo lo más consciente posible) y bebo a un grado no estupido.
Lo pasé bien y hoy “casualmente” desperté ligeramente “agripada”.
De un momento de mi vida hasta ahora, cada que siento algún malestar en mí, me lo cuestiono, trato de llegar a la raíz de la posible emoción que lo pueda causar.
Y creo que faltó expresarla un poco más, y al querer suprimirla con alcohol, llegué a esto. (Lo veo como avisos en donde tienes que ponerte atención por/para algo).
Lo bueno de esto es que no hay malestar, no hay cansancio, ni algún síntoma de posible “enfermedad” sólo que creo que cuando el cuerpo a cierto grado se vulnerabiliza, puede recaer cuando la emoción es suprimida.
Creemos que sólo basta llorar para tener un trabajo completo en nosotros y no. Y yo después de todo esto, aún me sigo conociendo, y me consiento, me escucho, me acuesto, me preparo algo rico y lo dejo fluir.
28/12/22
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