Aquellos, los buenos, los que siempre están,
los que saben lo que significa lo incondicional.
Se nos van un poco antes de forma inesperada,
cuando el plan original es tal vez envejecer para contar historias y recordar aquel día en que nos dijimos el primer “hola”.
Y ahora que no están, pensamos en ellos todo el tiempo, lo que no hicimos en presencia y existencia.
Pero no hay nada que lamentar, pues es más grande el regalo que dejaron.
Nos volveremos a encontrar.
-Karla Urdaibay
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